Fracasar con rotundo exito

Alguna vez nos salió todo mal, el tiempo del desarrollo fue apresurado, el prototipo con poco tiempo de prueba que permitiera evidenciar ajustes que requiere por el uso, una cadena productiva apresurada y con poco tiempo de aprendizaje. Resultado entregamos tarde y mal un producto que no sirvio


Muchas veces cuando se comunican con nosotros con la intención de resolver un problema, el cliente se acerca a nosotros solicitándonos que diseñemos y fabriquemos el objeto que el interpreta como una solución posible.
En ese ejercicio, escuchamos atentamente para poder interpretar y separar el problema de la solución que nos ofrece llevar adelante. En ese camino muchas veces frente al cliente aparecen en este primer y rápido análisis diferentes opciones, algunas de ellas alejadas del objeto pedido ya que atacan desde nuestra perspectiva la raíz del problema u otro ángulo.
“Acá encontramos el primer lugar donde hemos alguna vez empezamos a tejer nuestro fracaso.”
Llevados por el entusiasmo del proyecto, y gracias al ejercicio constante de la creatividad que nos entrena este oficio, las ideas deslumbran y maravillan tanto al cliente como a nosotros. Estas primeras ideas como están dentro del territorio de lo posible, son factibles pero no contemplan la complejidad, tiempos y costos.
“Todo eras risas hasta que entendimos que el tartamudo quería jamón”
Luego de este momento y con el análisis, relevamiento necesario estamos en condiciones de compartir las variantes de solución, aquí es donde podemos colocar las fundaciones del próximo fracaso. Estas variantes que son amorfas hay que meterlas a empujones dentro de 2 cajitas, a veces rígidas: tiempos y costo.
Cuál es el dilema? el riesgo , saber medir el riesgo , toda opción como tal no tiene forma (tiene protoforma) , no tiene tiempos (tiene procesos estimados), no tiene costo (tiene valores de diseño, prueba, producción, terminación estimados).
“Metele que son pastele´”
Ahora sí, lanzados hacia el fracaso. Metimos con ojos cerrados dentro de una caja rígida nuestra propuesta esponjosa, el tiempo de diseño que siempre es acotado , nos hace salir corriendo como con la toalla al timbre , del prototipo a la producción.
La cadena productiva es nueva flamante, sin experiencia en este producto (lógico porque es el primero) y así saldrán los primeros con todas las fallas posibles y esperables.
Pero y aquí empieza a abrir los ojitos él bebe del fracaso, el tiempo no contempla la curva de aprendizaje, el tiempo no contempla el ajuste de prototipo. Así que un procedimiento normal y esperable mágicamente se encuentra “atrasado”
“Hay muchas cosas en la vida más importantes que el dinero. ¡Pero cuestan tanto!”
En este punto nuestro fracaso ya no solo es inevitable si no que a cada minuto se fortalece.
Nuestra producción, atrasada, requiere los ajustes necesarios que van a romper los estimados de costos, y como estos no lo trasladaremos al cliente comenzaremos perdiendo ganancia hasta que estemos trabajando gratis y de allí a empezar a invertir, para poder graficarlo tenemos este lindo ejemplo.
Solucionar el problema “x” de nuestra propuesta, en la etapa de diseño tiene costo de 1
Solucionar el problema “x” de nuestra propuesta, en la etapa de prototipado tiene costo de 1x2
Solucionar el problema “x” de nuestra propuesta, en la etapa de produccion tiene costo de 1x5
Solucionar el problema “x” de nuestra propuesta, luego de la entrega al cliente tiene costo de 1x10

Y así…. con la satisfacción de quien puede decir misión cumplida, podemos llegar o no a terminar de entregar todo el lote , en condiciones que nos son óptimas a un cliente que nos quiere ver más ni de casualidad, tarde y seguramente perdiendo dinero. Un hermoso fracaso de regordete y de salud rebosante.
